Entradas

La mujerdel río

 La Mujer del Río   Había pasado un tiempo de gran actividad en mi trabajo, un tiempo en el cual  sólo faltó que el cielo cayera sobre mi cabeza, para que el caos hubiera sido definitivo. Después de mucho esfuerzo, parecía  que por fin había llegado un momento de tranquilidad donde todo se encontraba mas o menos encauzado, y entonces, sin encomendarme  ni a Dios ni al Diablo, decidí tomarme un respiro para reponer fuerzas y calmar mi espíritu en la medida de lo posible. ¡Me iría de vacaciones! .Decidí ir unos días a la montaña, a una casa rural que me habían recomendado una vez no se quien, pero que por un casual, la tarjeta publicitaria estaba desde hacía algún tiempo rodando sobre mi mesa de trabajo; así que sin pensarlo más preparé una ligera maleta, y decidí marcharme lo más rápidamente posible, no fuera a arrepentirme como tantas otras veces, y además seguro que aislado en el campo:  dormiría, leería, comería pasearía y volvería a dormir hasta el último día de holganza. La casa qu

Aprendió

Aprendió Aprendió a vivir sin ti mas… en su pensamiento no logra tener olvido. ¿Estas bien ?  llega a sus oídos y no puede contestar. ¡Qué diferencia entre amado….. y ser querido! Dilema por él vivido sin poder diferenciar. Solo deseo pensar…. Intentar distinguir sin poderlo aún lograr. Sabe lo que es amar y no poderlo sentir. Rafael Serrano Ruiz

TIEMPO

Tiempo ¡Hola Tiempo….! Si la ves… No. No le digas nada déjame en la duda de poder verla algún día. ¡Escucha Tiempo! Si la ves… haz que sienta mi recuerdo, mi presencia,  como yo a veces siento la suya… ¡Por favor Tiempo! No. No le digas nada de mis sueños, mis recuerdos…. mas, si el tiempo ha pasado. Si su presencia  ya solo está en mi recuerdo… déjeme en la duda. Rafael Serrano Ruiz

ALICIA

      Alicia                                                                                             La vista desde la ventana es una mezcla de verdes y rosas. Se distingue el verde claro de los prados con ese otro más  oscuro  que forman los bosquecillos de enebros y  fresnos. Como contrapunto, complementando el espacio, techados de teja rosa entre moles de granito rosáceo. La sensación es de calma. Una enorme paz parece dominarlo todo. Sólo, de cuando en cuando, el murmullo del viento entre las hojas, anima el paisaje en una tarde calurosa donde la  vida lo domina todo: la hierba, los insectos, los pájaros, las reses pastando en los cercados y los paisanos sesteando  dentro de sus casas. Hace calor, muchos dormitan, otros ven  televisión, otros no hacen más que buscar algo que hacer, y otros se aburren. Es la condición humana. Dentro de cada cual hay un instinto que le hace ser como es. Que le hace ocupar su tiempo de una forma determinada, como si eso fuera lo único importante,