El Vagabundo

    El Vagabundo


Camina por la vida sin más bagaje que su conciencia. Lo ha abandonado todo: amigos, familia. Sólo lleva un viejo macuto con cuatro cosas: unos zapatos, una corbata, una libreta y un lápiz. Nada más. Vaga por las calles con la mirada perdida buscando  quién sabe qué. Algunas veces fija su atención en alguien o en algo, pero esos momentos son escasos. Vive en sus recuerdos o en sus fantasías: Un jardín…  un salón… una habitación de unas dimensiones indefinidas con una  extraña disposición  de sus elementos significativos: una chimenea, un sofá y unos cuerpos humanos que sólo se intuyen, sin llegar a precisar quién o quiénes son. No se hayan los cuerpos en una posición determinada, no, ni tampoco están definidos en su esencia, son simplemente la presencia de unos cuerpos que se encuentran allí, alrededor de ese sofá. Todo lo ve muy blanco, inmerso entre tenues velos  color crudo, los cuales  impiden una nítida visibilidad, dejando solamente adivinar unos contornos  y formas. Tampoco podría definir las posiciones relativas de sofá, personas y ventanales o ¿Un mirador quizás?.... Puede que el sofá esté delante de la chimenea, pero no sabe reconocer si está de frente o de espaldas a ésta.Desconoce si ha vivido en ese lugar o simplemente  es de alguien que conoce o conocerá, pero cree que en cuanto lo vea sabrá que es “el lugar”, siendo esta circunstancia, una causa de su terrible inquietud. Tampoco sabe si el  hecho  de encontrarlo será positivo o negativo para él, si cambiará algo su vida.  No le preocupa, más que los temores que conlleva la  sensación de familiaridad de una determinada situación, no atreviéndose a admitir, si ha sucedido ya de alguna forma que él desconoce, si ha sido un sueño que ha quedado reflejado en su memoria o si se trata de una idea premonitoria de algo que puede llegar a suceder.

 Algunas veces, ante estas fantasías, o recuerdos, rápidamente busca en su macuto la libreta y el lápiz y con letra garabatosa, casi indescifrable escribe “sofá blanco  chimenea  ella”. Después guarda sus cosas continuando su vagar. Vive de su instinto: comida del cubo de desperdicios de restaurantes y supermercados, limosnas sacadas no se sabe cómo, dormir donde y cuando puede, más bien poco pues el sueño le confunde más si cabe, le inunda de visiones y éstas  nuevamente le traen temor.

Es un día como otro cualquiera, camina despacio, sin rumbo, dejándose llevar. Va sordo a los ruidos de la cuidad, coches, alguna moto, rumores de pasos, voces vecinales. Poco a poco de entre ese bullicio se van abriendo paso  en su cerebro unas notas musicales que se desprenden de alguna ventana abierta. Su espíritu se turba, se siente inquieto, pero al mismo tiempo que en su faz apunta un rictus de amargura, se siente atraído por la melodía. La conoce, es muy romántica. Un movimiento “moderato”. Un piano como contrapunto a la orquesta, va describiendo el dolor, la tristeza y la rabia de la tragedia. Si, es la misma de aquella noche… No puede remediarlo, se sienta junto a la pared, cierra los ojos. No es sólo la música la que ocupa su mente, hay algo más, Imágenes. No quiere verlas, lucha contra ellas, vienen en oleadas, le dominan…

…Esta anocheciendo. Avanza por el paseo central de unos jardines que terminan en los soportales de una bella casa de estilo colonial. Es un camino largo, flaqueado por altos cipreses que transforman los rayos de luz enviados por una hermosa y gran luna llena, en sombras caprichosas merced a la brisa que los mece. En las sombras, se destacan las formas del edificio. Su aspecto señorial, da majestuosidad al ambiente, las ventanas iluminadas suavemente por el flamear de innumerables velas, añaden un contrapunto de claros y oscuros rompiendo las simetrías de la fachada. Está próximo a la entrada de la casa, cuando llega a distinguir la silueta de una mujer a través de uno de los grandes ventanales, que simétricamente se encuentran colocados a los lados de la puerta principal. A su lado un hombre. No se aprecia más que a ellos dos en el lugar. El hombre se inclina sobre la mujer y unen sus labios en un beso intenso. ¡No puede ser! ¡Ha visto mal! Es consciente que a veces el cerebro juega malas pasadas, quizás el trasluz, la posición…Pero no, la pareja ajena al mundo exterior que les rodea, continúa ya mas prudentemente intentando expresar su amor y su deseo. Toma asiento por unos momentos en un banco próximo, no sabe qué hacer, esa noche, cuando la llegada de todos los amigos, familiares y resto de invitados haya tenido lugar, se anunciará su compromiso de bodas  Siente en su interior una punzada dolorosa ¡Su gran amigo! ¡Su mejor amigo! Siente que se rompe y en silencio  llora  intentando descargar el dolor que le oprime. Poco a poco se va calmando, se levanta, compone su figura, continúa su camino hacia la casa, sube los peldaños de la entrada, penetra en el salón y se une a la fiesta luciendo la mejor de sus sonrisas. Intenta ser el anfitrión perfecto para la que se suponía iba a ser una de las noches más maravillosas de su existencia. No diría nada, la amaba, y si ella quería casarse con él, alguna poderosa razón tenía que haber para crear esta situación. Se casaría con ella, estaría con ella toda la vida, mas… Su corazón está vacío, se siente destrozado, hundido…

Cierra más si es posible los ojos y a través de los movimientos de la cabeza, se siente el rechazo a permanecer en la visión. Al intentar tomar conciencia, vuelve la música a su mente.Escucha la cuerda  con un acompañamiento sostenido por el piano, para permitir que la música se diluya en una ligera transición y con ella, de nuevo, acuden presurosas miles de imágines…

…Una casa llena de ruidos y carreras, telegramas de felicitación para los novios. Flores y amigos por todos lados. Ningún atisbo de tristeza empaña su semblante, se ve como mero espectador de todo lo que acontece. Ríe con amigos y familiares, suelta alguna que otra broma, sabe que ése día está cambiando su vida radicalmente pero parece que no le atañe. Es un hermoso día de fiesta y así tiene que ser. Ella hace su entrada en el salón, él avanza recibiéndola, le ofrece el brazo dirigiéndose posteriormente enlazados hacia el coche que en la puerta les está esperando…

El piano solo, repite el primer compás  y luego la segunda parte del tema, un aire  expuesto por los primeros violines con sordina…

…Se encaminan hacia una habitación, no hay tensión en el ambiente, sólo él parece encontrarse a la expectativa de lo que pudiera pasar. No piensa qué va a ser de su vida. Sólo en el ahora, en ese momento concreto que él ha admitido, por tanto , ha de estar muy natural, como si no pasase nada, comentarán los sucesos del día y después le deseará las buenas noches y se dispondrá a dormir, disimulará dormir, tarde o temprano le dominará el sueño y más después de un día tan ajetreado. Ella se acurruca a su lado. Por un instante se sorprende, después, en su corazón entra la esperanza. Siempre es fácil convencerse de ser querido, es algo que llevamos en nuestro interior, nos abandonamos a ello con la máxima facilidad, como algo natural, olvidando la realidad y viviendo el momento. Le pasa el brazo por detrás de la cabeza y la atrae hacia sí. Para él es fácil, la quiere, está enamorado y aquello es un maravilloso regalo del destino. La besa en la frente, los ojos…¿Ella responde a sus caricias?. Ni se da cuenta, no piensa en ello. Sus manos acarician su cuerpo mientras sus besos descubren su boca. Se siente fuerte, protagonista, inmenso, conquistador…

La flauta ejecuta con acompañamiento de pizzicatos de cuerda. un aire sencillo, sobre un fondo ligero, el piano prosigue el movimiento…

… Empieza a notar que ella , con mayor frecuencia, llega tarde a casa. Al principio no comenta nada, pero pronto empieza a reprochárselo.Seria, más bien triste, se encamina hacia al dormitorio sin decir nada, encerrada en un extraño mutismo. Sorprendido, intenta por todos los medios saber qué le sucede, saber si ha hecho algo para que tome esa actitud ,pero contra más intenta saber, peor reacciona. Al final, lo deja por imposible viendo cómo llora en silencio, mientras en su interior se termina de perfilar la sombra de una sospecha. No dice nada, nunca dice nada, lucha contra sus presentimientos, intentando sacárselos de la cabeza, no queriendo reconocer lo que pueda estar sucediendo.¿Cual es el problema?. Qué puede haber hecho o dejado de hacer. Nunca se encuentra la causa o la propia culpabilidad. Se busca una justificación, pero en el fondo, todo le conduce a los orígenes de su relación, por tanto a una consecuencia lógica de  alguien quien se casó simplemente por escapar de algo. El tiempo compartido no ha servido como vínculo de amor aunque hay recuerdos maravillosos .¿Qué había hecho para  intentar ganar su amor?. Trabajar, quererla ¿Y? Quizás nunca supo darle lo que ella esperaba. Le hubiera gustado haber sido su todo pero quizás esperaba otra cosa  de él y  no lo había comprendido o era incapaz de dárselo. Cuando llega el momento esas cosas no se saben, ni tampoco se hablan, porque hay muchos sentimientos superpuestos intentando aflorar, que suelen ser contradictorios y estar enmascarados por el despecho…

…Está aparcando cuando la ve salir de la casa, para acto seguido entrar en un coche, cerrar la puerta y arrancar inmediatamente. Ha reconocido el automóvil. Su primer pensamiento es de hacerles conocer su presencia, pero no lo hace así, entra en casa, decide esperarla allí y la espera se le hace interminable, parece que no llegará nunca. Al fin escucha ruido en el porche y poco después, el sonido de la puerta. ¡Hola! ¿Que tal el día? Normal ¿Sabes? Salí temprano y vine a buscarte...

Un sólido rondó sobre dos temas principales, un aire de danza ejecutado por el piano  y después, comienzan apaciblemente los violines

…Es tarde, sube al dormitorio. Ve que ella, esta tumbada, inconsciente sobre la cama, desparramados a su rededor unos frascos vacíos y unas ampollas rotas, a su lado una cuartilla manuscrita. Queda horrorizado…

Aparece la orquesta, todo amplitud y grandiosidad para, en una delicada cadencia ir dejando apaciblemente el lamento de los violines

…Esta sentado en el suelo, tiene la espalda apoyada en la pared, con los brazos se aferra a las rodillas, toma un movimiento de vaivén hacia delante y hacia atrás. No recuerda haber llorado nunca, pero ahora, las lagrimas inundan sus ojos, la angustia da paso a unos profundos sollozos y éstos, ahogando las palabras, a un triste lamento ¡Por qué! ¡Por qué Dios Mío!.Es lo único que sale de su garganta... 

…Las sombras se disipan, la melodía se hace más suave, el desgarramiento de la tragedia se ha calmado, la melodía fluye  más suave, más tranquila, más armoniosa, como queriendo curar las heridas y el rostro del vagabundo se va suavizando hasta quedar dormido…


Rafael Serrano Ruiz  año 2019


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