El Hado


     ¡El HADO!




¡Hado que en tu infinita presencia
tejes maldades y virtudes
jugando con los humanos!
¿Acaso vuestro sino es dar
 y arrebatar
sin tan siquiera insinuar
si estamos prestos a renunciar?
¿Es ese nuestro castigo
por intentar amar?

Y así,
Nos incitáis  al amor…
glotones, ansiosos de caricias,
ardores y  pasiones,
creyendo sentir  su llegada
salir de nuestro  profundo yo
en un dichoso instante.

Y así,
en tal dulce estado de locura,
vemos en la amada su esencia pura,
de su rostro la armonía,
el equilibrio delicado en su figura…
la belleza de un perfecto amanecer
en su mirada…
 y su energía,
como  catarata rompedora
 y eterna modeladora del instante.

 Y así,
Efímero o perdurable,
 es sueño ilusionado,
dependiendo del capricho…
 del Hado.

Y así,
sufriendo por el perdido amor,
motor de vida,
y una vez curado del dolor
por lo arrebatado…
de nuevo, Él,
sin preguntar, sin ser llamado…
te engaña, prometiéndote ser más feliz
cuanto más enamorado.

rafael Serrano Ruiz 16-8-2013

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