Las Ondas


Miro hacia  la calle, La observo desde la posición elevada  que me ofrece mi apartamento. No hace frío, las farolas están encendidas. Es una calle más, puede ser una calle cualquiera de no importa qué ciudad . Los coches están aparcados en batería lo que reduce el trafico de vehículos  de una calle de por sí tranquila. Hay pocas luces encendidas en las casas, más bien son dos en el espacio de toda una manzana. Son pocos los paseantes. Un hombre, mientras camina, habla por un  teléfono  móvil. Otro pasea con un perro. Va despacio, tomando el tiempo necesario para que el animal, vaya olisqueando todo lo que encuentra a su paso  husmeando quien sabe qué. Frente a la casa donde me encuentro hay una  frutería y en la puerta, dos hombre discuten. Se aprecia que son emigrantes, puede que indios o paquistaníes. Uno de ellos entra en la tienda, toma un fruto y se la muestra al otro. Puede que hablen de la calidad del producto, de cómo mejorar el negocio o del partido del día anterior. El hombre del teléfono, ya parado frente a la casa, continúa hablando. De vez en cuando, mira en la dirección en la que me encuentro. Él no me ve, pero yo distingo  hasta su  impaciencia. Habla de forma tranquila, sin alterarse. Da la sensación  de estar esperando que rápidamente se produzca algún tipo de acción. Poco tiempo después veo que el hombre del teléfono ha desaparecido. Miro por todas partes, pero no le veo por ningún lado. Seguro que estaban hablando de mi localización, y pienso así por las disimiladas miradas que lanzaba en mi dirección. En ningún momento ha intentado ocultar su presencia, como si fuera una provocación para que yo moviera ficha. A pesar de encontrarme fatigado, debo esperar antes de salir para mi escondrijo. Es mejor que haya más oscuridad,  que entre más la noche,  y eso  que mientras esté a nivel de superficie, las ondas me tienen sometido a su poder, pero por desgracia todavía no tengo ningún plan. ¿Cómo puedo tener un plan, si todavía no sé cual es la causa de esta situación?
    Las ondas electromagnéticas inundan, como siempre el éter, pero en su fluir hay algo que repercute en mi espíritu. No puedo imaginar, que  un gobierno, por muy tiránico que sea, haya podido diseñar un sistema tan perverso y tan adelantado científicamente, como para dirigir a las masas hacia un estado tan anodino. Normalmente se conformaban con la televisión, propagando e intoxicando hasta la saciedad, exagerando, dosificando, informando y desinformando, para que todos, acaten como cosa natural, el permanecer lo más quieto posible. Grandes incendios en… Lluvias terroríficas por… ¡Cuidado, no salgan este fin de semana, los hielos...! Se prevé alerta amarilla en…Calores fuera de lo normal… Permanezcan en sus casas.  Y así, van controlando, delimitando movimientos, sujetando espíritus. Ahora todo es más científico. Basado en los repetidores de la telefonía móvil y bajo el pretexto de seguridad y modernidad, llegaron a la implantación de  nano-chips biológicos dentro del sistema de vacunas de tal forma que pueden controlarnos de forma individual. Yo no quiero imaginar cual es la causa, pero estoy considerando que por algún motivo concreto, están  dirigiendo hacia mi esos haces de ondas que me mantienen en tal estado. Todo en mi rededor es normal. Las personas de mi entorno hacen su vida cotidiana sin problema alguno. Los aparatos receptores de los diferentes sistemas de recepción  trabajan sin la mínima sensación de que interferencia alguna, influyera en sus circuitos, pero yo, siento esa vibración típica del  flujo electromagnético que me atenaza, me envuelve e  impide actuar con toda normalidad. ¿Que diablos está ocurriendo a mi  alrededor? Intento librarme de tan nefasta influencia buscando zonas más o menos apantalladas, “faradizadas”, como estructuras metálicas cerradas, sótanos profundos e incluso tengo la tentación de refugiarme en algún pozo profundo, allí donde la percepción del arriba y abajo se pierde y donde pudiera sentirme tranquilo y seguro a fin de descansar de tan desagradable  sensación. Allí, en las profundidades de la tierra es únicamente dende puedo descansar, claro que es imposible vivir permanentemente en dichos lugares y por más que intento encontrar una solución, no la hallo. Cuando llevo un tiempo en la superficie, a parte de sensaciones desagradables, empiezan  a desfilar por mi mente extrañas imágenes confusas. Como un sinfín de películas que se proyectan simultáneamente sobre la misma pantalla y de las que, cuando las analizo en las profundidades de mis refugios,  sólo puedo asimilar una parte, por lo cual, la información que recibo es incompleta y por tanto   casi imposible  de reconstruir. Sé que algo debo de descubrir, que el mensaje, si lo hay, posiblemente  no sea  destructivo, si no informativo, avisarme de algo que podía suceder,   Pero: ¿qué es?¿de que se trata? ¿Es posible que estén intentando entrar en mi yo, que  tanta información sea sólo un sistema de camuflaje para leer hasta el último rincón de mi subconsciente? Solo, en las profundidades, lejos de campos electromagnéticos, incluida la luz, puedo intentar analizar tal sucesión de imágines pero…¿Y el resto?  . ¿Cómo lo hago? Lo ignoro. Hay demasiados datos que lo dificultan, imágines, muy embarulladas, que debo de ir separando una a una, pero no sé cómo hacerlo, quizás deba empezar por los detalles más insignificantes, quizás empezar por cosas estúpidas y poner barreras, intentar hacer del caos que recibo, un nuevo caos a mi imagen y semejanza. En mis visiones, veo carreras interminables por las calles de una ciudad, trenes chocando, autopistas sin fin llenas de pequeños aparatos que a gran velocidad se desplazan  sin ningún temor en un orden tan perfecto que la colisión parece imposible. Una mujer, puede que sea azafata, pues lleva un traje de chaqueta gris que podría ser de uniforme. Es rubia, alta, tiene las piernas muy largas y se mueve con gran agilidad. La ciudad  me es conocida. Parece mi ciudad pero no lo es.   Sé que he de encontrar  alguien  o algo determinado, ¿Quizás al hombre del teléfono? Puede que a la mujer,  pero desconozco si es a ella  o alguna otra cosa, así que miro disimuladamente buscando algo que me resulte familiar, pero desconocido. Bastaba con mirar el tipo de gente que se cruza conmigo, qué cara tienen, qué llevan sobre ellos. También hay imágenes de una casa, es una casa perdida en medio del campo, tiene un laboratorio o al menos lo parece. Miles de instrumentos cubren paredes y estanterías y allí, en la pantalla de un monitor, veo mi imagen.¿Qué hace allí mi imagen? No está quieta, se mueve, el mundo que  muestra ante mis ojos, es en apariencia el de siempre, pero tiene que ser un mundo distinto. Puede que  esté confundido, puede que estas imágenes, vengan de la profundidad de mi conciencia, más bien del  subconsciente, donde se encuentra el yo íntimo y desconocido, pero eso también lo desconozco, mis pensamientos sólo llegan  a este punto. Es posible que necesite un tiempo para comprender, pero llegará el momento en que lo vea claro, como si la niebla se hubiera disipado de repente. Ya no puedo pensar más profundamente  sólo se que siempre he intentado permanecer dentro de la vulgaridad, ser un don nadie, no llamar la atención a pesar de que mis pequeños actos van encaminados a mantener mi propia identidad vivir mi libertad a pesar del precio que puedo llegar a pagar Y lleno de zozobra y fatiga  caigo en un profundo sueño, sin saber en qué me he equivocado





Rafael Serrano Ruiz

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