Queridísima señora
Queridísima señora:
Para mí es un honor contar con su autorización para poder cortejarla. Es un placer inmenso poder estar a su lado la mayor parte del tiempo posible, poder deleitarme con su presencia, e intentar algún que otro escarceo amoroso con usted, claro que siempre con su permiso y hasta los límites que se digne permitirme. Mi voluntad es grande, deseo compartir con su persona lo poco que Dios me permita disponer. Comprendo sus recelos por amores pasados, que la hacen tener ciertos temores y prejuicios que espero con el tiempo vayan disipándose. Mi amor por su persona es sincero, mi entrega total, y espero que si usted es complaciente con mis intenciones y me ama como yo la amo a usted, nuestro futuro será pleno de felicidad. No tenga temor, no dude de mi sinceridad ni de mis sentimientos. Sepa que en mi persona tiene un rendido admirador que desea ayudarla a ser feliz sin condiciones, sólo por el hecho de ser usted quien es, y sobre todo recuerde que las personas sólo envejecen si dejan de amar, o pierden la capacidad para ello. Yo espero que seamos eternamente jóvenes.
Suyo en cuerpo y alma
Rafael Serrano Ruiz
Rafael Serrano Ruiz
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