CANCER
Cancer
Ha pasado el tiempo. Muchas cosas vividas. Mi
vuelta. La enfermedad y muerte de mi madre, mis reencuentros …
Muchas veces, en
mis fantasías nocturnas, sucedía que me diagnosticaban una enfermedad terminal.
Me sentía triste pero no abatido, mientras que frente al resto de los mortales
aparentaba fortaleza tratando de impedir que nadie supiera realmente mi estado.
En mis sueños, viajaba por el mundo en una muda despedida intentando hacer
feliz a mi compañera el tiempo que me quedaba, incluso llegaba imaginar el momento en el cual no podía
continuar por falta de fuerzas. Llegado a este punto no sabía como actuar; de
un lado, me era imposible ocultar la dolencia y de otro no quería ver reflejado
mi dolor en los demas.
Este sueño,
probablemente premonitorio, se cumplió. Un día tuve hematuria. Pensé que era un
cristalito que expulsaba o un posible calculo de riñón, no dándole demasiada
importancia aunque extrañado ante la la espera de unos posibles espasmos que no
se produjeron. Pasados unos días, expulse un pequeño coagulo pero nada mas. El
hecho me extraño, aquello no era normal y decidí ir al urólogo
para hacer la revisión anual
Los análisis de sangre
dieron una cierta normalidad; elevado el azúcar, alto el colesterol, algo de
triglicéridos… nada importante. En
el análisis de orina valores rutinarios; algún hematíe en sangre, PSA correcto
y nada de células tumorales sueltas; pero durante la ecografía, sentí que las
cosas no marchaban demasiado bien, se notaba que buscaban algo y por fin
apareció. Era, según leí en el informe una vez abandonado el gabinete de
radiología, un pequeño papiloma. El corazón se aceleró. No lo quería creer. Un papiloma, un tumor. La mente
funcionaba a toda velocidad, recordaba el análisis de orina en el cual el PSA
era correcto y en la ausencia de células tumorales sueltas lo cual, en el fondo
me tranquilizaba. El camino hasta casa se me hizo interminable. Recordé mis
fantasías… que ahora eran realidad. Tendría que ocultarlo, que no se supiera, o
que se supiera lo más tarde posible.
Nada más llegar a casa tome el ordenador buscando en internet todo lo
que pude sobre la materia. No estaba el tema demasiado claro. El peligro del
tumor es que hubiera penetrado profundamente en la pared de la vejiga o que
hubiera invadido el tejido
muscular. Después de analizar lo más detenidamente que pude la literatura que encontré sobre el tema, llegue a
la conclusión de no quería
entender demasiado si aquello llegaba a ser cáncer o no. Deseaba engañarme a mí
mismo, querer negar la evidencia.
Una vez operado y
analizadas las muestras, se confirmó que las verrugas eran cancerosas pero superficiales, sin llegar a penetrar en
el músculo, y los viejos sueños de
empezar a hacer aquellas cosas que en condiciones normales no harías, como
comenzar a fumar de nuevo, dar la vuelta al mundo, comer de todo, ponerte el
mundo por montera... empezaron a inundar mi mente. La realidad en que no llegas
a realizarlo, te quedas haciendo la misma vida de siempre, quizás con una
filosofía más abierta que tú solo entiendes y que incluso no puedes compartir con quien tenga un estado
homologable, quedando todo sólo para ti mientras ves que los demás intentan
negar la realidad de lo que padeces… mientras que sea indoloro. De lo que
llevas dentro, de tu estado de ánimo o tus sensaciones, de eso se habla de puntillas o trata de
ignorarse. ¡Hay que mostrar entereza
quieras o no! y quieras o no, el tiempo va pasando y las revisiones
también…
Ya son tres las veces que
he pasado por el quirófano y las tres con el mismo resultado, son “berrugas”
que están solo a nivel de las células que cubren la vejiga y que a pesar de la
quimio y las extirpaciones y cauterizaciones, continúan apareciendo. “Puede que
haya suerte y en la próxima revisión no haya nada”, me digo, pero se vive con
la duda y hasta los que te rodean lo toman como algo que no tiene importancia,
algo rutinario aunque ligeramente molesto si hay que ir de nuevo al hospital.
-“No es nada” -Dicen intentando un consuelo vano
-El de Juanito o el de Pepita eso si que son canceres de verdad, pero
el tuyo… ¡Ya ves, estás como un toro!
¡Mierda el mío es mío!,
tengo todo el derecho a revindicarlo y es tan jodido saber que lo es, como para
los otros que sufren el suyo.
Paso muchas horas solo, ya
me he acostumbrado, es como mi mano, mi pié o mis anginas. Dicen que
probablemente no muera de él, pero si con él… y mientras, veo pasar la vida de
los demás ante mis ojos, me
entretengo rodeado de lo que me queda. No pienso en el fumar o “ vivir la vida
a tope”; de vez en cuando algún viaje, muchos libros, música, fotos… nada
importante pero me encuentro arropado y en mi casa, diseñada para mí
con mis cosas y mis recuerdos. Eso es lo importante.
Rafael Serrano
Ruiz-4-6-2013
Querido amigo:
ResponderEliminarDesde tantos kilómetros de distancia física, como es desde Argentina(desde donde te escribo) hasta tu España, la distancia es tan sólo física. Espiritualmente me uno a ti en este momento de tu vida.
Primero quiero comentar algo de lo que dices: "comienzas diciendo que tenías esas fantasías de que podían aparecer en ti signos malignos de enfermedad". Tú sabes que nuestros pensamientos, al igual que todo en nosotros, es Energía y atraemos lo que pensamos, tanto lo bueno como lo malo. Por ello, es importante que pienses ahora que todo se está yendo de tu cuerpo, todo lo malo y que dejas entrar en ti todo lo bueno que la vida, el Universo o Dios te quieran Dar. Pero tú, debes permitir que éso suceda, todo está en ti. Permítete amigo Ser Feliz, Disfrutar de estos años que tienes por delante y de tantos poyectos y hermosos textos y poesías para compartir con los amigos/as que como yo, te apreciamos y valoramos. Amigo,no estás solo, estamos contigo, las distancias de las Almas no son físicas, asi que estamos muy cerca. Cuentas con una amiga en mí y seguro con muchos más: Ponte a crear amigo, tu poesía es valiosa, sigue adelente, disfruta de la vida y haz todo eso que tenías planeado. Te envío un abrazo de Alma y Corazón desde Argentina.
Diana